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Soy Millennial y mi modelo a seguir no es cualquier mujer, es María

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Alegre y bondadosa, valiente y decidida, con una estabilidad emocional increíble. Creativa, soñadora, llena de fe y confianza, la más humilde y sencilla de todas. Obediente, emprendedora y por sobre todas las cosas, con el amor más grande del planeta, hecho verbo dentro de su vientre.

¿Saben ya de quién les hablo? Su nombre es María y es mi ejemplo a seguir. La mujer que más admiro desde que tengo uso de razón, con la que he llorado mientras leo algún libro referente a Ella y la que me ha enseñado a salir adelante pese a cualquier dificultad.

¿Por qué es ejemplo para la mujer del siglo XXI?

Sé que podrían pensar que las generaciones tienen características diferentes, que los millennials no son iguales a la generación X y que distan de ser parecidos a los baby boomers. Pero el ejemplo de María sigue aún vigente como modelo de vida para la mujer del Siglo XXI.

Dentro de las actividades diarias en nuestros trabajos, hogares y oficinas hacen falta muchas Marías, que se atrevan a decir «sí» sin preguntar. Con valentía y alegría, enfrentando cada reto que se presente, confiando en Dios padre y los maravillosos dones que ha dispuesto para cada una de nosotras.

Esa mujer que ante las adversidades se mantuvo serena, pensando antes de actuar, hablando solo lo necesario, con palabras asertivas (Todas las palabras que usó María fueron Keywords en su momento) y «meditando cada palabra en su corazón». (Lc 2, 19).

El feminismo de la época actual se encuentra confundido con el ideal de querer hacer todo lo que hace un hombre para que la mujer pueda ser tomada en cuenta. Pero lo que muchas desconocen es que las habilidades propias de la mujer son suficientes para posicionarse de manera exitosa, y María es un gran ejemplo con estas características:

  1. María cuidaba de los detalles 

En las Bodas de Caná fue ella la primera en darse cuenta que faltaba vino y aunque parezca algo sencillo, fue lo que impulsó aquel primer milagro.

Nos enseña que como mujeres estamos para atender los detalles que hacen la diferencia y logran grandes resultados. Aquellos que si estamos trabajando como hombres difícilmente seríamos capaces de notar.

  1. María demostró su valentía al emprender un largo viaje sola

Viajó para ir a visitar a su prima Isabel. Para cuidar de ella ya que se encontraba en la recta final de su milagroso embarazo. ¿Cuántas de nosotras hoy en día somos capaces de hacer actos tan nobles y valientes?

Hace falta que en los trabajos exista una o más Marías, que demuestren cercanía con las personas que las rodean, nobleza, valentía y espíritu de servicio para cada obra que se encuentre sin sentimiento.

Si aterrizamos este ejemplo a nuestros tiempo podríamos fijarnos en el estudio «The future of Jobs», realizado por World económic Forum, en donde se menciona que dos de las habilidades necesarias para la época actual son las relaciones personales y la capacidad de crear engagement con los usuarios y potenciales clientes. ¿Qué pasaría si imitáramos más a María en nuestros lugares de trabajo?

  1. Ante cualquier dificultad María se mostró serena

Y no solo serena, sino curiosa. No se detuvo y el miedo no paralizó sus actos, ejemplo de ello fue la muerte de su Hijo y el dolor tan grande que sentía su corazón. A pesar de eso, no se recuerda a María gritando o reclamando a los responsables de la muerte de Jesús.

Siempre con una pregunta justa antes de actuar. Como en el momento en que su hijo, con solo 12 años, se extravió, y al encontrarlo, solo le preguntó: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos». (Lc 2,48)

Antes de actuar es importante pensar y al hacerlo se debe hacer con una actitud serena y equilibrada. Siempre buscando que nuestros actos no dañen a nadie y que edifiquemos con nuestro ejemplo.

Hablar de María es contarles todo lo que Dios quiere de la humanidad, siempre he tenido la pregunta ¿Por qué a ella? Y deseo de todo corazón invitarla un día a tomar café; estoy segura de que llevará algo para compartir y me dará ese abrazo que por tantos años he esperado, mientras le digo lo mucho que la amo. Y sí, María es mi modelo a seguir, ¿y el tuyo?

Fuente: Catholic Link

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