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Señales que delatan una mala comunicación conyugal

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Uno de los requisitos para obtener la licencia de conducir es conocer las señales de tráfico.

En el matrimonio también es necesario reconocer ciertas señales de peligro asociadas con una mala comunicación, que son esos modos habituales de manejar conflictos o de hablarse, los cuales inadvertidamente van erosionando la relación y pueden hacer de la convivencia un verdadero martirio o incluso llevar al rompimiento definitivo.

Markman y Stanley, dos veteranos investigadores de la Universidad de Denver, destacan cuatro patrones de interacciones conflictivas que a menudo conducen a problemas serios en el matrimonio. A continuación los describiremos y luego daremos algunas ideas para contrarrestarlos.

Primera señal: Escalada
Los miembros de la pareja entran en el ciclo de devolver lo negativo con negativo subiendo el tono. Los comentarios crecen en forma de espiral hasta despertar la frustración y la ira. Las discusiones se intensifican y se salen de control llevando a los cónyuges a herirse el uno al otro con palabras, gestos o comentarios que después son muy difíciles de olvidar.

La escalada puede darse sin gritos pero con la misma espiral negativa. En cualquier caso, afecta mucho la relación porque si se vuelve habitual alguno de los dos puede llegar a la conclusión de que es más seguro no volver a hablar para no terminar así.

Segunda señal: Invalidación
Uno de los cónyuges en forma sutil o directa menosprecia los sentimientos, los pensamientos o la forma de ser del otro. Se da también cuando uno de los dos espera un elogio por algo que ha hecho bien y el otro no solo lo ignora sino que se lamenta o hace reclamos por algún asunto de menor importancia.

La invalidación es un mal hábito que hiere y lesiona la autoestima del cónyuge. La víctima se cuida de no divulgar sus sentimientos o pensamientos más íntimos para no salir herido en el futuro por haber compartido algo personal. Se convierte en la antítesis de la comunicación, que esencialmente consiste en abrir libremente la intimidad para compartirla con el otro.

Tercera señal: Evasión
Ante un problema que amerite una discusión, uno de los cónyuges evita entrar o a permanecer en ella. El evasivo procura que los temas difíciles no se planteen nunca. En el hombre suele darse más la evasión o la retirada que en la mujer porque él se estresa más que ella ante la posibilidad de un conflicto. Esto lo convierte en más vulnerable y por eso prefiere evitarlos en vez de confrontarlos. La mujer en cambio, es más perseguidora…, consiguiendo que el hombre se aleje todavía más.

Cuarta señal: Interpretaciones negativasUno de los cónyuges suele creer que los motivos del otro son más negativos de lo que en realidad son. Es un patrón muy destructivo e impide que un conflicto se pueda manejar constructivamente.

Es muy tóxico para la relación porque prácticamente nada de lo que hace uno es reconocido positivamente por el otro.

Y tú, ¿cómo te comunicas con tu pareja?

Las preguntas de este test* te darán muchas luces. Utiliza la siguiente escala de valoración de tres puntos para calificar la frecuencia en la que tú y tu cónyuge experimentan cada situación: 1: nunca o casi nunca; 2: a veces; 3: frecuentemente.

SITUACIONES PUNTOS
Las discusiones sin importancia se intensifican hasta convertirse en peleas fuertes con acusaciones, insultos, o recordatorios de heridas pasadas 1 2 3
Mi pareja critica o menosprecia mis opiniones, mis sentimientos o mis deseos 1 2 3
Mi pareja parece darle a mis palabras o a mis acciones un contenido más negativo del que yo mismo les doy 1 2 3
Cuando tenemos un problema que resolver, pareciera como si estuviéramos en equipos contrarios 1 2 3
No me siento ¨seguro¨ de compartir mis verdaderos sentimientos, pensamientos y deseos, dentro de nuestra relación 1 2 3
Me siento solo en esta relación 1 2 3
Cuando discutimos, uno de los dos abandona la discusión, o sea, no quiere hablar más del asunto, o se retira del lugar 1 2 3
TOTAL      

*Tomado de Fighting for your marriage, Markman, Stanley, Blumberg

Cómo detener los patrones negativos. Entender las diferencias entre hombre y mujer en el manejo de los desacuerdos ayudará a intentar el diálogo con una actitud más comprensiva y a ceder cuando resulte necesario por el bien de la relación.

Interrumpir la escalada. Hacer dos cosas: suavizar el tono de voz y comprender el punto de vista del otro disminuye la tensión y detiene la escalada. No es necesario ponerse a la defensiva.

Prevenir la invalidación. Ponerse en los zapatos del otro afina la sensibilidad para entender porqué se siente o actuó así. No es necesario estar de acuerdo con el otro para validar sus sentimientos.

Evitar la evasión. Los que persiguen deben aprender a presionar menos o a hacerlo de manera más constructiva. Los que evaden deben aprender a manejar más directamente los problemas.

Controlar las interpretaciones negativas. La persona que interpreta negativamente a los demás quizá proviene de un hogar con padre o madre que siempre veían negativamente las motivaciones de los demás. Aquí el trabajo es muy personal: preguntarse por el pasado y retomar evidencias positivas del otro para aprender a controlar la forma como percibe e interpreta a su pareja.

El matrimonio se saca adelante entre dos, como entre dos se hace diá-logo, evitando el monó-logo… Es necesario trabajar juntos para conquistar la armonía, para lograr puntos en común, precisamente el significado etimológico de la palabra comunicación.

Ánimo, muchas parejas han logrado mejorar significativamente en su relación después de aplicar estos consejos.

Fuente: La Familia.Info

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